Considerado
en su conjunto, el Quijote ofrece una anécdota bastante sencilla, unitaria y
bien trabada: un hidalgo manchego, enloquecido por las lecturas caballerescas,
da en creerse caballero andante y sale tres veces de su aldea en búsqueda de
aventuras, siempre auténticos disparates, hasta que regresa a su casa, enferma
y recobra el juicio. Sin embargo, el conjunto de la trama no está diseñado de
un tirón, sino que responde a un largo proceso creativo, de unos veinte años,
un tanto sinuoso y accidentado: cabe la posibilidad de que Cervantes ni
siquiera imaginara en los inicios cuál sería el resultado final.
Últimos momentos. Cuadro de Víctor Manzano
Algunos
cervantistas han defendido la tesis de que Cervantes se propuso inicialmente
escribir una novela corta del tipo de las "ejemplares". Esta idea se
basa en la unidad de los seis primeros capítulos, en los que se lleva a cabo la
primera salida de don Quijote, su regreso a casa descalabrado y el escrutinio
de su biblioteca por el cura y el barbero. Otra razón es la estrecha relación
entre el comienzo de cada capítulo y el final del anterior. Y también apoya
esta tesis la semejanza entre los seis primeros capítulos y el anónimo Entremés de los romances, donde
el labrador Bartolo, enloquecido por la lectura de romances, abandona su casa
para imitar a los héroes del romancero, defiende a una pastora y resulta
apaleado por el zagal que la pretendía, y cuando es hallado por su familia
imagina que lo socorre el marqués de Mantua. Pero la tesis de la novelita
ejemplar es rechazada por otros estudiosos que consideran que Cervantes
concibió desde el principio una novela extensa.
CUM
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